DIA 4
TAL (1700) - CHAME (2710)
6 HORAS
Como de costumbre nos levantamos temprano y disfrutamos de una mañana despejada aunque un tanto fresca, y empezamos con muchas ganas una etapa que sobre el papel sería bastante más larga que las que habíamos hecho hasta el momento.
El camino va por la orilla derecha del río en un continuo sube y baja. Nos encontramos con mucha gente por el camino que anda en ambas direcciones y también innumerables reatas de burros o mulas que acarrean sacos y combustible hacia Chame, y bidones vacíos y leña valle abajo.
Al poco rato cruzamos el pueblo de Khotro (1860), tan solo una pequeña aldea al otro lado del río. El camino continua en un incesante sube y baja y está muy transitado. Este es el momento en el que tenemos que hacernos sitio para poder pasar entre un rebaño de cabras.
Poco más tarde nos avisan a gritos desde las rocas que están al otro lado del río, nos dicen que avancemos rápido porque va a haber una voladura en las obras de la carretera. Como podeis ver en la foto utilizan "tecnología punta" para excavar en la roca!! Mucho nos tememos que a ese ritmo la carretera a Manang tarde mucho, pero que mucho en llegar.
Cruzamos este puente para llegar a Karte (1850), si os fijais en la foto se ve cómo un paisano lleva la estructura de una cama a la espalda. La verdad es que se trata de una de esas cosas que no te la puedes imaginar hasta que no lo ves tu mismo.
Lo mismo ocurre con esta otro foto donde vemos cómo los paisanos acarrean estos tubos que pesaban una barbaridad, por si el peso y el calor fueran poca cosa, la mayoría de ellos iban con sandalias de playa!!
Karte es este pequeño pueblo al otro lado del puente, que a esa hora de la mañana estaba muy soleado, pero nosotros seguimos hasta Dharapani, donde llegamos sobre las 10 de la mañana.
Como no podía ser de otra manera, después de sellar el permiso tomamos un te en la terraza de este ghest house.
De Dharapani a la siguiente aldea, Bagarchap, hay una media hora tranquila, pero de ahí hasta Timang la subida se hace muy dura. La primera parte es una pendiente muy fuerte que sube haciendo un constante zig zag a base de "escalones" irregulares. El calor apretaba, pero también lo hacían los burros que nos iban azuzando con sus cascabeles. La segunda parte, ya fue más tendida y discurrió por este bosque de rododendros.
Después de comer continuamos camino y recuerdo que bromeamos con la idea de que aquello era parecido a Suiza. Hay que decir que ni nosotros ni Nigma hemos estado en Suiza!!
Esta es otra de las estampas que más nos llamó la atención ese día: los porteadores que llevan esas vigas de madera que pesan como un muerto. De hecho, si dejan la carga en el suelo no pueden volver a cargarlo en la espalda sin la ayuda de al menos otra persona. Fijaros en cómo sube de costado para que los extremos de las vigas no pegen en la pared de piedra!!
Aquí veis los burros que practicamente nos "empujaban" toda la jornada. Hay que tener mucho cuidado con estos bichos y mantenerse siempre pegados a la pared para evitar que te empujen con la carga y que te tiren del camino.
La última aldea por la que pasamos antes de terminar esa jornada fue Koto y nos encantó.
A pesar de estar en medio de ningún lado, los "ultramarinos" están bien abastecidos y no falta ningún producto de primera necesidad.
Curiosamente en las terrazas que rodean el pueblo no cultivan arroz, ya que está a 2600 metros de altura, sino que cultivan cereal.
Nuestro alojamiento ha ido mejorando con los días. Nos alojamos en el Tilicho Ghest House, un lugar que nos resultó muy agradable.
Esta es la cabina en la que dormimos, por fuera ...
y por dentro.
Esta es la cocina del ghest house, como se puede ver la cocina es de leña, pero la calidad de la comida es más que aceptable. Además, en todos los lugares donde dan comidas o te, la vajilla siempre está a la vista.
Terminamos el día paseando por Chame, un lugar con mucho comercio, incluidas unas cuantas tiendas que venden material de montaña para los turistas. Hacía frío y por la noche empezó a llover de lo lindo, así que fuimos pronto a la cama con la esperanza de que el tiempo mejorara para el día siguiente.
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