FIN DEL TREKKING
Nuestro último día de trekking constó de un par de horas por una pista, que en breve se convertirá en una carretera desde Naya Pul a Hile. Realmente se limitó a un trámite que nos llevó hasta Naya Pul, donde cogimos un coche para ir a Pokhara en una hora y media aproximadamente.
Como ya conocíamos Pokhara, nos limitamos a pasear por los lugares que recordábamos más agradables. Uno de estos era el lago y llegamos cuando estaba atardeciendo.
Nos despedimos de las grandes montañas desde la estación de autobuses. Allí, al fondo, están los Annapurnas I, II, III, IV, el Machepuche y el Dhaulagiri!!
Cuando llegamos a Kathmandu nos enteramos que no podríamos ir a Tibet porque el gobierno chino no estaba dando visados debido a un problema que había tenido el mes anterior con un monasterio tibetano. Esa misma noche, cuando ya empezábamos a pensar en el plan B, Raúl se sintió tan mal que tuvimos que echar mano del seguro de viaje y fuimos a un hospital.
Afortunadamente, todo quedó en un gran susto, y tras responder bien al tratamiento y estar ingresado tres días en el hospital Norvic, le dieron el alta con el diagnóstico de obstrucción intestinal y posible cólico renal. Cuando le dieron el alta hospitalaria pedimos la repatriación al seguro y al día siguiente nos confirmaron que nos mandarían a casa lo antes posible.
Así las cosas, solo tuvimos tiempo para callejear de nuevo por Durbar Square y ver la actividad callejera, que en esta ciudad es mucha.
En las calles del centro, surgen a media tarde infinidad de puestos de verduras ambulantes.
Las verduras son los productos más habituales en la dieta de los nepalis, junto con el arroz y las patatas.
Estos puestos venden flores para las ceremonias hinduistas, hay que recordar que Nepal es un país hinduista.
Volvimos a visitar Boudhanath Stupa porque es un de los lugares que más nos gustó de la ciudad.
Este lugar está muy concurrido de fieles budistas y se anima especialmente por la tarde.
Dedicamos nuestras últimas horas a ver como los fieles budistas rodean la estupa siempre en sentido de las agujas del reloj.
Amenazaba lluvia pero tuvimos suerte y no nos mojamos.
Pues así es como terminamos nuestro trekking por los Annapurnas. Para nosotros ha sido una experiencia estupenda gracias a nuestro guía, y ahora amigo Ngima, y a Ghelju, nuestro porteador. Gracias a ellos hemos podido disfrutar cada momento de esta pequeña aventura. A pesar de este pequeño susto de última hora, la experiencia ha sido muy positiva y nos gustaría volver a Nepal. Como dice el refrán: "No hay dos sin tres", así que ... quien sabe si volveremos?!