DÍA 13
KALOPANI (2530) - TATOPANI (1190)
6 HORAS.
Nos levantamos a las seis de la mañana después de haber dormido bien a pesar del ruido de un roedor, que no ha dejado de enredar en el tejado toda la noche, y de la lluvia que ha caído al amanecer. Desayunamos fuerte y antes de las 7 y media ya estamos en marcha.
Aunque ha llovido está bastante despejado y a lo lejos vemos por fin el Annapurna I. No tiene nada que ver con las otras grandes montañas que hemos visto muy de cerca. El Annapurna I, más que verlo, lo intuimos en la lejanía.
Sabíamos que iba a hacer calor y que andaríamos unas siete horas pero no teníamos ni idea de que esta etapa se nos iba a hacer tan dura. Yo empecé con unos pequeños problemas detrás de las rodillas, en los tendones de las pantorrillas y en los gemelos que solucioné a base de friegas con "bálsamo del tigre" y a lo largo del día también tuve problemas con los pies. Básicamente el problema se debía a que la bajada fue muy larga, muy brusca y toda ella sobre terreno irregular, lo que ha hecho que las plantas de nuestros pies se resientan un montón.
El camino discurrió a lo largo de un valle por la orilla opuesta a la que iba la carretera de reciente construcción. Tras cruzar este larguísimo puente cogimos bastante altura, para luego bajar sin parar hasta llegar a Tatopani.
A pesar de que ya hay carretera y de que circulan autobuses, todavía transportan las gallinas y otras mercancías como veis aquí.
Cruzamos algunos pueblos curiosos, pero en general no encontramos mucha actividad. Paramos a comer en Rupse Chhahara, en un sitio muy agradable con vistas a esta cascada. Lo mejor, sin duda alguna, la sombra y el aire fresco.
Durante toda la bajada, y entre las piedras del camino, crecen de manera silvestre las plantas de marihuana como si fueran ortigas!!
Después de comer, Raúl puso ritmo rápido y así llegamos a Tatopani en torno a las dos del mediodía.
La recompensa a esta jornada dura y de calor fue el baño que nos dimos en las aguas termales que nos puso el cuerpo en su sitio. 50 rupias (unos 60 céntimos de euro) por un baño muy, muy caliente junto a este río.
Al llegar solo había maromos pero poco a poco fueron llegando los guiris y los puntos de atención se fueron diversificando. Por primera vez desde hace muchos días hace calor y no nos tenemos que abrigar. Mientras anochecía cenamos en una terraza al aire libre que está realmente animada, pero nos vamos pronto a la cama porque mañana tenemos otra jornada larga.
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