lunes, 4 de octubre de 2010

CALIFORNIA

La siguiente étapa se trataba de nuestro último paseo por el estado de California antes de volver de regreso a casa. Como otras muchas veces, nuestro viaje empieza y termina en el mismo lugar, y en esta ocasión pasamos las trés últimas semanas recorriendo este estado.
Lo primero que nos llamó la atención es que en California no hace ni gota de calor. En San Francisco pasamos frío y como anécdota podemos decir que hay una colonia de focas en el puerto; y en Los Angeles, a pesar de que estamos en manga corta, el viento frío no invitaba a ir a a la playa.
Durante estas tres semanas practicamente recorrimos el estado de norte a sur y nuestro periplo particular comenzó en un pequeño pueblito llamado Crescent City donde no había nada que hacer excepto ver las Sequoias del Redwood National Park, que no es poco!

Como podeis ver en las fotos, de nuevo paseamos por este Parque Nacional para poder disfrutar de ejemplares de árboles de tamaños increibles.

De playa en playa, llegamos hasta lugares bastante turísticos como Monterrey. Allí pasamos un día viendo el pueblo y algunos lugares cercanos como el elegante pueblo de Carmel y Parque Estatal de Rio Lobos.


La carretera costera que va desde Los Angeles a San Francisco nos gustó un montón. Hay que decir, que además el tiempo, aunque fresco, acompañaba, así que disfrutamos de un par de días de esta carretera panorámica junto al mar. 
De ahí seguimos por la costa hacia el sur y disfrutamos de un día precioso. Costas abruptas con altos acantilados se alternaban con playas en las que pudimos observar colonias de leones marinos e incluso algún elefante marino.


Morro Bay fue otro de los pueblitos, que aunque sencillos, nos gustaron por lo tranquilo que estaban. Allí disfrutamos de una tarde soleada (aunque fresca)!! y de un número casi cirquense ofrecido por la colonia de leones marinos que viven en el puerto.
La última escala antes de llegar a Los Angeles fue Santa Barbara. La verdad es que es un pueblo muy bonito, con ámplias aceras con árboles, terrazas llenas de gente, muchos restaurantes, y todo con un estilo colonial. Fue muy agradable, especialmente si lo comparamos con nuestra siguiente etapa que fue Los Angeles.
De antemano sabíamos que Los Angeles no tiene nada interesante, a no ser que te interese Hollywood y toda la parafernalia enfocada a los cinéfilos. Todo el mundo dice que es una ciudad fea, pero no nos podíamos imaginar que nos resultara tan horrible. Suena mal, pero realmente nos horrorizó. De los dos días que estuvimos allí salvamos Santa Mónica, por eso de que está al lado del mar y puedes darte un paseo, ...

Estaba lleno de gente, pero a pesar de hacer sol, ganas de playa ... ninguna!
Otro de los lugares que nos salvó fue Venice. Por allí dimos un buen paseo y vimos "lo que sale en la tele". Los que van en patines, los que andan en bici como en las pelis, los culturistas que entrenan en la misma playa, vamos una imagen "tipicamente americana"!!

Y por lo demás, francamente, nada que nos gustara, así que pasaremos por alto el resto de la visita: ni Hollywood, ni el paseo de la fama, ni nada de nada. Tan solo os dejamos esta foto porque es como la de un "hermano" de nuestro Guggenheim.
Nuestra última etapa antes de cerrar en círculo en San Francisco, fue una zona que nos habíamos quedado con ganas de ver porque gente con la que coincidimos en Yosemite nos había recomendado, se trata de Mammoth Lakes.
Allí pasamos casi una semana. En realidad se trata de una estación de esquí muy popular porque está relativamente cerca de San Francisco y cuyas pistas se utilizan para hacer bajadas en bicicleta de montaña en verano. Todo un espectáculo. De la misma manera que en el esquí, las pistas son de diferente dificultad y también se expresa utilizando diferentes colores: negro, rojo, azul y verde.
Os podreis imaginar que nosotros nos dedicamos a lo "nuestro", que es pasear y paseando es como llegamos a sitios tan bonitos como estos.

Uno de los lugares que más nos sorprendió de la zona fue Mono Lake. Como podeis ver en las fotos se trata de un "oasis salado" en el interior de California que da cobijo a las aves migratorias.
Resulta sorprendente encontrar este lugar practicamente en medio de un desierto y aún más sorprendentes son las formaciones que se han ido creando en sus orillas.

Nuestra última visita sería San Francisco y para volver cruzamos de nuevo Yosemite. Hay que decir que nos resultó un poco decepcionante puesto que el verano había hecho estragos en el parque y todas las cascadas que habíamos visto a primeros de julio rebosantes de agua, a finales de agosto estaban practicamente secas.