Tras pasar unos días estupendos en Bariloche fuimos a Villa La Angostura. Sabíamos que era un sitio ¨fino¨, pero no nos imaginábamos cuanto. Nos encontramos una población mucho más grande de lo que esperábamos donde las distancias eran enormes, y lamentablemente eso, junto a lo que nos costó instalarnos en el camping, hizo que no tuviéramos tiempo para visitar el Parque de los Arrayanes.
A pesar de no poder hacer la ruta por el Parque de los Arrayanes disfrutamos de nuestro paso por allí. Lo que más nos gustó, sin ninguna duda, fue la zona del puerto que se encuentra como a unos 5 kilómetros del centro de la población. La zona del puerto se trata de un pequeño istmo que da a la entrada a la zona del parque. A un lado del istmo hay una pequeña playa junto a la zona de embarcaderos.
La vista de las montañas desde la bahía era espectacular. Cuesta darse cuenta de que lo que tenemos ante nosotros no es el mar, sino el gigantesco lago Nahuel Huapi que llega hasta Bariloche!! Allí disfrutamos de una buena cerveza con vistas.
Villa La Angostura fue nuestro último punto en Argentina antes de regresar a Chile, y en este caso a Puerto Varas, una población a orillas del lago Llanquihue con el volcán Osorno al fondo.
Uno de los días fuimos a Frutillar, una población a orillas del lago que se caracteriza por sus edificios de madera de estilo alemán.
El Teatro del Lago tiene una ubicación extraordinaria y cuando estuvimos había un festival de música clásica con una amplia cartelera de conciertos.
La guinda al pastel la pusimos con la comida en el restaurante El Espantapájaros, en la carretera a Puerto Octay.
La comida estaba buenísima y como era un tenedor libre pudimos probar muchos platos diferentes. Para colmo estaba situado en un entorno precioso. Podéis ver lo felices que acabamos.